NY, B.Aires, París, Madrid 4-XI- 2007
El dramaturgo Fernando Arrabal y el trepa presidencial preguntándose si ‘el mono’ fue sólo un período. Foto Lis.
Arrabal: “La solitaria del presidente sin clon”.
Otro Presidente: A sus 59 años el presidente de la República Francesa[™], Felix Faure, no murió (el 16 de febrero de 1899) enlazado a su esposa Berthe Beluot[*] sino a una joven llamada Margarita; Meg para sus numerosos admiradores. En el “salón rosa” del Palacio del Elíseo el presidente, blanco, sucumbió, según las malas lenguas, a la juguetona de su afrodita y margarita. Desde entonces a la sacerdotisa de la hemorragia cerebral magnicida se la conoce por el apodo de “La Pompe fúnebre”; el “Heraldo de Madrid” tradujo el mote por “La pipa de la paz” y “El pueblo” de Blasco Ibáñez por ‘La pipa de la en paz descanse’. Para entonces su último compañero de diván elíseo ya cargaba el alias de “Obelisco” por aquello de “le beau felixque” que le habían atribuído sus urólogos y los caricatos de cabaret. No existiendo aún el recurso de clonar y viendo agonizar al catolico y republicano presidente, el ujier llamó al capellán de palacio. El prelado inmediatamente preguntó: “¿Guarda aún ‘sa connaissance’?”. “No, reverendo Padre, acaba de salir por la escalera de servicio”. En efecto la desprendida Meg con sus enaguas en la mano había huído ‘desprendada’ y discretamente. Con infinita mayor discreción y dignidad moriría B.B., la viuda presidencial, 20 años después, rodeada del amor de sus dos hijas, Lucie Faure y Antoinette Faure. La inolvidable stajanovista Meg siguió practicando su ciencia sin discriminación. El propio rey Sisowath de Camboya o el principe de Gales pudieron apreciar su absorbente talento. Pero también se hicieron lenguas (por lo menos) de sus refinados modales Zola, Loti, Massenet o Gounod. Incluso admiró su primorosa inclinación el prefecto de policía Poubelle, cuando aún no se había alzado a la fama gracias al nombre de la lata de basura (en el español del destierro “la sucia pubela”). La pulcra Meg terminó su vida en 1954 y en pleno trajín, como lady británica y baronesa de Abinger. Mucho antes, el 31 de mayo de 1908, en un “hôtel particulier” parisiense su también particular criado (Rémy Couillard -sic: “cojonudo”-) la descubrió mal amordazada y peor atada a su cama. Su marido (a la sazón el pintor Adolphe Steinheil) yacía a unos metros de ella, desdentado y ahorcado, mientras su mamá perecía ahogada por su dentadura postiza. Acusada del doble crimen “Meg, magnífica, se defendió con un discurso incomparable, realzado por la serenidad de sus gestos y la autoridad de su porte”. Fue absuelta, en olor de multitudes que la ovacionaron sudorosas a lo largo del triunfal proceso. Henri Rochefort la definió como la Sarah Bernhardt del pretorio: “Prodigiosa con su velo de viuda, interpretó el papel de su vida. No respondió a lo que no le pareció oportuno y, sojuzgando al auditorio, mintió, obviamente, siempre.”
Cecilia[***], la segunda ex-mujer de Sarkozy, acaba de divorciarse para “no mentir nunca”.
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Jaculatorias (eyaculaciones, del latín ‘jaculari’)
Último mensaje del presidente a su ‘ex’: “devuélveme mis SMS”.
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El presidente trata de prohibir que su ‘ex’ fume (o ‘flirtee’) en lugares inexistentes.
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El presidente ¿con una hostia trata de clonar a su ‘ex’?
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Harto de telefonear callado, el presidente ya no llama al ‘reloj hablado’.
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El presidente se enteró de que es mitómano y de que tenía una solitaria por “youtube/Dios”.
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Sobre su viga maestra el presidente busca la paja en el ojo de su ‘ex’.
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“Como follaba como Dios, quise que mi ‘ex’ fuera virgen hasta el final.”: Confesión del presidente a la edición vaticana de ‘Cosmopolitan’.
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¿Por qué Dios resucitó a Lázaro que vivía feliz en el Edén y no retorna mi ‘ex’ al Elíseo donde vivía divinamente?
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Otro arrabalesco: El presidente divorciado se entrega al placer solitario: intenta resolver el ‘sudoku/fácil’ del día.
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