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La última novela de Arrabal: Fotomontaje de Christèle Jacob del cuadro de Félez & A.


La última novela de Arrabal: Fotomontaje de Christèle Jacob del cuadro de Félez & A.


Arrabal: "Los mensajes de los telespectadores, como en un paraíso de locos”.


Jaculatorias (eyaculaciones, del latín ‘jaculari’) de los telespectadores que me vieron en el “Diario de la Noche”. Otra vez, durante las horas que siguieron a esta vigilia me enviaron estos espontáneos desconocidos un centenar de ‘mails’. Como luego de charlar en su inolvidable y añorada colina con el poeta más maldito que nunca, Jesús Quintero[***].
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“Estuve viéndote [la noche del jueves (5)] en el diario de la noche de la televisión entrevistado por Fernando Sánchez Dragó. Me gustaría saber si has pensado en fijar aquí tu residencia. Necesitamos genios en vida. Queremos que estés con nosotros. Creo que a esta España le hace falta una persona como tú. Que no se arrima a ninguna clase de poder.”: E. L. Ferrero.
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« A punto de irme a la cama, escuchando tus respuestas a las agudas preguntas de Dragó me impresionó la rapidez con la que contestas, y de la manera en la que lo haces. Yo de mayor quiero ser como tú ». Juan Antonio S.
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“Es un placer escucharte y saber que no todo es monotonía, mierda y militancias”: Jorge JR.
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“Cuente conmigo si le hiciese falta. Ha dicho usted que no es francés. De todos modos transmita mis respetos a los franceses, en general”: Lorenzo G. J.
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“Como le vi en "Diario de la Noche" y le considero un gran intelectual deseo que visite la página de mi abuelo (y pinche en “enlaces”): El primer español en trabajar en la redacción de THE NEW YORK TIMES, http://www.jmenendezfernandez.info/”: Juan Manuel M.
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« Causalmente, le vi en dos programas dos días consecutivos: el primero en “Noche Hache” de la ‘Cuatro’ y el segundo en el diario de la noche de Dragó. Aquí sólo quiero hablarle de la impresión que visualmente me causó. Hay algo en su mirada que me fascina. Transmite sabiduría. Se me antoja un hombre harto de la farándula postiza. Su mirada es la que deben obligatoriamente tener los sabios de esta época que nos ha tocado en suerte. Cualquier otra mirada es falacia. Y también me gusta su voz, con ese acento extraño, ilocalizable, quizá con algo de francés, incluso con un toque nórdico sería lícito decir. Me gusta cuando entona ciertas frases, dándole rotundidad, solvencia. Quizá con un toque tímido en el fondo, con un toque que sabe que está en la tele. Muy humano, sí señor, todo muy humano. Tiene usted una gran apariencia y, si me permite, sincera. Detrás de toda la máscara literaria deja usted ver al hombre. Se lo ve. No me engaña, o no pretende engañarme, y eso es auténtico. Me gustó verle señor Arrabal y por lo cual le doy un saludo pernoctado y agradecido. Me despido sin más, un sencillo profesor de filosofía (o eso intento)» : S.Sánchez M.
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Otro arrabalesco (del telespectador, Juan F.): “El progresismo es tan cursi y contagioso que ni la policía anti-charlotadas consigue detenerlo”.
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El cuadro de la foto: Pintura que ilustra la portada de mi última novela, “Como un paraíso de locos” [Ediciones Bruguera (Barcelona)]. Es un óleo sobre lienzo (de 195 x 130 cm) realizado por Félez según mi propio croquis. Me inspiré en diversos cuadros clásicos con el tema de “la piedra de la locura”. Y muy especialmente en el del Bosco[***]. Félez y yo colaboramos desde 1962. El cuadro ha sido mejorado por el fotomontaje de Christèle Jacob.
El personaje central del lienzo (y el del libro) es un “enfermo mental” superdotado (casto e intacto). Nació el mismo día que yo, el 11 de agosto de 1932. El cuadro le representa con una “Tabla de logaritmos” [***] bajo su brazo derecho. Para sus cuidadores es un enfermo mental y para algunos especialistas un autista. Tiene una relación afectiva con dos seres imaginarios o “peluches virtuales”: Infinito y Cero. Le rodean los tres protagonistas de la novela que creen estar enamorados de él:
El General lleva en lo alto de la cabeza el embudo de la pasión (‘google’), en la mano derecha el bisturí de la fábula (‘adidas’) y en la izquierda su libro de cabecera en latín y con pastas rojas “Marqués Sade” [*].
La Señora mantiene una jícara de viagra y afrodisíacos en su mano izquierda y un fajo de dólares bajo el brazo.
La joven Lilibeth (hija de la Señora) está acodada a una mesa sobre la que reposa un pequeño telescopio. Lleva encima de la cabeza un ordenador encendido. De su cintura pende un diminuto microscopio.
El suelo está cubierto de tableros de ajedrez y pantallas de televisión hechos añicos. La ciudad al fondo -deshabitada- aparece con rascacielos, centrales atómicas y autopistas. El General está a punto de extraer al protagonista la ‘piedra de la locura’.
NB: al mismo tiempo mi hijo y yo tuvimos mellizos. Los suyos se llaman Aurélia y Raphaël; y los míos “Como un paraíso de locos” y “Diccionario pánico” (Libros del Innombrable).