Arrabal visitado por el ángel de su amigo: Foto: Lis.
17 de febrero de 2008
Arrabal: ¿Perdimos la inmortalidad por un error ridículo?
La hierba de la inmortalidad: El huracán del dolor nos bambolea aturdidos tras la muerte del amigo. Ya no existe la hierba de la inmortalidad para resucitar. ¡Cuán insoportable el tener que aceptar la muerte (para siempre! ¿Por qué los dioses no me ofrecen, como a aquel panadero, la bebida de la vida eterna?
¿Por qué ya no sabemos vencer a la muerte? Con qué ilusión trato de esconder al amigo desaparecido debajo de la inmortalidad. ¿Por qué no se reencarnó en un dios después de su fallecimiento como el faraón? )Por qué me abandonó para siempre dejándome temblando en la soledad?
Los cirujanos este año me exigen que viaje menos. A mí que sólo soy el portero-reserva de él; de todos ellos. Quienes me llaman, me escriben o me invitan preferirían vivir y conferenciar con mis amigos desaparecidos. Pero ahora vagan ya por el reino de los muertos. A algunos los recuerdo todos los días. A otros les añoro con suspiros. Para mi sopresa cuán prontamente se fueron algunos distanciándose de mí. Otros se desplazan lentísimamente en los confines de la memoria. Los hay que traspasaron el rastrillo del más allá con la cortesía con que hoy se dejan adelantar por otros inquilinos del más allá.
Creí que no podría vivir sin ellos cuando se fueron definitivamente. )Hacia el firmamento de luz? ¿Hacía el abismo de sombra? Tanto genio y tanta generosidad ¿duerme en el infinito? Un casi-desconocido para mí, mi padre[***], ¿por qué permanece tan cercano y tan radiante aún como mi modelo insuperable? Cuando hace 65 años se fugó de su cautiverio ¿desapareció para nunca más morir?
He soñado tanto con algunos desde su fallecimiento. El río de llantos serpentea en la frontera del reino de los muertos. El cancerbero custodia la puerta: un perro con tres cabezas y cola de serpiente como rabo de eternidad. Nos aconsejaron, a los supervivientes del diluvio angustiados por la muerte de los “nuestros”: ANo sollocéis. Tirar los huesos de vuestros mejores a vuestras espaldas.@ Pero a mi sólo me consuela repetir los gestos y palabras de mis amigos y conservar la gracia muda de sus últimos soplos.
Los dioses crearon la noche ¿para que al despertar nos olvidemos de la muerte de nuestros amigos? En las tinieblas de mis noches boga a la deriva el recuerdo roto.
En vez de “morir como es debido@ ¿escamoteo el fatal naufragio de la muerte? A veces se nos pide que no besemos aún caliente el rostro que ya nadie va ni a lavar, ni a besar. En otros tiempos a los muertos lavados, llorados, purificados, momificados, se les alimentaba simbólicamente durante años. ¿Por qué no le serviría, durante mis comidas, un cachito de su pescado preferido o no llenaría un dedal de su alcohol predilecto a quien fue aficionado a ellos?
¿Ya nadie puede asperjarles con una ducha de llamas purificadoras? La pérdida de la inmortalidad, nos cuentan, fue siempre debida a un detalle absurdo o un error ridículo. Como la manzana de Eva. )Cuál he cometido yo para que se mueran mis amigos? Yo también gritaría Aprefiero ser esclavo a reinar en el imperio de los muertos@.
Como algunos yo también quisiera creer que , entre la vida y la muerte, entre el cielo y la tierra, hay un puente de tres colores que se llama arco iris.
Mis amigos fallecidos se alejan de mí ¿para subir al Cielo? ¿o para retozar en un prado de estrellas mamando eternamente el seno de las diosas? ALa vida más dulce@ ¿transcurre en un paraíso con rebaños de focas? )Somos hoy menos inmortales que nunca? )Por qué tuvo que morir mi amigo?
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Jaculatorias (eyaculaciones, del latín ‘jaculari’) clásicas vertidas en muy libres ‘arrabalescos’:
« ¡Qué ilusión! mi ilusión por la vida » Zhuangzi[***] (filósofo, taoista).
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« ¡Qué ilusión! mi horror de la muerte: esa desazón de quien, habiendo abandonado de niño su cuna y torno, olvida el sendero del retorno. » Zhuangzi (maestro, anarquista).
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Otro arrabalesco: Únicamente porque nacimos ¿renaceremos en la inmortalidad?
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