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Arrabal y el taller de la novela. Foto: Lis.

30 de marzo de 2009

Arrabal: Las paradojas del mursk y de las sinfonías literarias.

La paradoja del mursk: “Ya nadie habla el mursk. La mayor parte de los murskos fueron asesinados por el Ejército rojo; sospechaba, con razón o sin ella, que colaboraban con los alemanes, y ni escribieron ni codificaron su idioma. Durante los años treinta, un filólogo suizo, Gottlieb Schlackmücke[***], aprendió el mursk y redactó un diccionario de esta lengua, así como un cancionero de antiguas cantilenas que hasta aquel momento se transmitían oralmente. Detalle capital: aquel filólogo era germanófono. Ahora bien: no dio con ningún mursko que comprendiera el alemán (lo cual, dicho sea de paso, permite dudar de la tesis soviética); pero encontró a uno que hablaba francés. Sin embargo, como él mismo dudaba de su capacidad en lo que atañía al francés, tomó la precaución de reclutar a un francés que hablaba alemán. De modo que el mursk llegó al alemán por mediación del francés; y como después el diccionario y las cantinelas fueron traducidos al francés por otro traductor, el mursk volvió al francés por mediación ¡del alemán! Lo cual significa que si, desgraciadamente, se coló algún error de interpretación en ese largo proceso de varias etapas, ya no lo sabremos nunca, porque murieron todas esas personas. Y verdaderamente es una lástima, porque algunos vocablos dejaron perplejo al suizo. Por ejemplo, la misma palabra, en mursk, parece que significa destierro y conquista, de modo que resulta imposible saber si tal cantinela expresa admiración por el conquistador o compasión por el desterrado; sin embargo, ningún mursko contestó a Schlackmücke para resolver este punto; no comprendían qué se preguntaba el profesor. Otro ejemplo: hay una palabra murska cuyo sentido es admirar, y en algunos casos elogiar. Ahora bien: habiendo propuesto el filólogo como ejemplo la frase "admiro este paisaje", el mursko se puso a reír y le declaró que aquello no se podía decir, que era absurdo. Y nunca el suizo logró que le explicara el por qué. Pero también hay que añadir (siempre teniendo en cuenta el diccionario) que no existe ninguna palabra murska equivalente a paisaje. ¿Entonces?... Entonces no sabremos nunca a ciencia cierta lo que representaba una palabra murska en la mente de un mursko ¡que sólo conociera el mursko! Por lo tanto pido una murskofonía literaria”: François Taillandier[***] (“L’atelier du roman”, dirigido por Lakis Proguidis[***]).
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Otras sinfonías literarias: Taillandier pide también una “indispensable” grecofonía literaria para leer y analizar, seriamente, el Nuevo Testamento escrito en griego. Pues hay algo más que un matiz entre el Espíritu Santo (de la versión francesa o española) y el ‘pneuma’ original. ¿Qué palabras, se pregunta, emplearon los evangelistas y San Pablo para decir la gracia, la Virgen o el pecado? Por si fuera poco Jesús se expresaba en arameo. Y como esta lengua desapareció Taillandier pide un arameofonía literaria. Ya que nuestra única esperanza reside en la circulación de una lengua a otra.
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Arrabal: Con Christian Bourgois[***] (editor francés de mis primeros 47 libros, muchos escritos en español) eliminamos el Fernando en los títulos. Hasta el punto de que Jean Genet[*] me felicitara por “mi acierto a la hora de elegir seudónimo”. En mi correo me puedo firmar arrabal junto al cielo(o el infierno), arrabal de Paris, ghetto of Paris, faubourg de l’île, arrabal del XVII o incluso introduciendo la calle en que vivo, arrabal d’Abbans; Jordi Soler me indicó que esta expresión podría significar “arrabal de antes” gracias a la catalanofonía literaria. Para el Día del Teatro en Lisboa escribí un casi-soneto, en español, que mejoró, en portugués, Julio Martín (el excelente traductor de mi “A grande revista do séculoXX” -que merece, ahora mismo, por lo menos, el viaje-) gracias a la lusofonía literaria.
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Jaculatoria (eyaculación, del latín ‘jaculari’).
“Creo que atribuyo a la literatura un papel de ‘dévoilement’”: François Taillandier [cronista del diario (comunista) ‘L’Humanité’ autor de “La gran intriga” -historia de cinco familias en cinco volúmenes-: “Jeanne se atenía a construir un ‘telling’ que la identificara, permitiéndole instalarse, aunque fuera en el dolor. Por cierto no hay nada como el sufrimiento para fabricar…”.]
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Otro arrabalesco:
¿Cuál es la razón de la sin-razón del genio de la lengua?