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Arrabal en el parisiense “Jardín de poetas” que tanto le gustaba a Xavier Valls. Foto: Lis.
11 de mayo de 2008 (618)

Arrabal: “Para acabar con el socialismo senil y al fin ser de izquierdas”

Manuel Valls[*]: Alcalde, diputado, ¿próximo líder del socialismo francés? Y autor del libro “Para acabar con el socialismo senil y al fin ser de izquierdas” con el que intenta desenmohecer a su partido podándole el mote que le hermana con terrorismos y tiranías que hasta el último soplo fueron o son socialistas. Nació en Barcelona el día de mis treinta años, se naturalizó francés veinte después y es hijo del pintor, hermano de Zurbarán y de Juan Gris, Xavier Valls[***] autor de un único libro “La meva capsa de Pandora”. Memorias de trapío y lucidez. Retrata en ellas al célebre escultor español, nacido once meses después de él y fallecido cuatro años antes. Con él coincidió en el Colegio de España de París. Según su relato el escultor (descrito por otros con la camisa azul de falangista) solía vociferar: “Franco no ha liquidado a todos los rojos separatistas”. Un día, hartos de aquella algazara, Oriol Palá y Jordi Anguera decidieron quitar la bandera “franquista” del Colegio para izar la republicana. Fue entonces cuando el célebre escultor (que terminaría, “por la g. de Dios”, igualmente esportulizado como neo-socialista), protegido por dos “siniestros cruzados de Cristo-Rey”, pateó a Anguera. Acto seguido trató de asesinar al joven republicano Oriol Palá: “Suerte que los doctores Lamote y Perico, altos y fuertes, impidieran que el escultor diese el empujón final a Oriol para defenestrarlo cuando ya tenía un pie en el alféizar para alcanzar la bandera [roja y gualda] y sacarla de su palo”. A punto de cumplir ochenta años Xavier Valls añadió: “No sirve de nada, pero me satisface no haber perdido, como tantos otros, la memoria. Aún me acuerdo de aquel 24 de junio 1949 en el Colegio de España…”.
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“Así que pasen 19 años”: El 15 de mayo de 1968, asiendo dos, y en dos minutos “ocupamos” el Colegio de España. Pero pronto la hazaña de salón se transformó en pesadilla de vergüenza e indignidad en una noche de infamias y chantaje. La asamblea general se prolongó por la fuerza hasta que a la mañana siguiente el Comité de la Sorbona envió los refuerzos necesarios para ganar una elección que se hubiera perdido sistemáticamente durante la larga vigilia. Al fin el Colegio fue liberado “democráticamente”. Llegaron de las fábricas de los arrabales para votar y vetar las masas proletarias con las botas y las garrotas del compañero[®] que acababa de morir en los Andes. Entonces no se dieron cuenta: pero de propina estaban haciendo la revolución. Tres semanas después con la misma sencillez y fruslería con la que se ocupó el Colegio fue desocupado por la policía y la desidia.
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“Así que pasen 19 años”: Para desconcierto de propios y asombro de extraños durante casi veinte años el Colegió se alzó deshabitado, rodeado de un corsé de alambradas y una roñosa valla meada. La razón la conocí con una llamada de la Embajada: “Queremos reabrir el Colegio de España pero antes tenemos que cerciorarnos de que usted no proyecta ocuparlo de nuevo”. Embravecidos por mi respuesta y sésamo el 16 de octubre de 1987 el rey de España, Toisón de Oro al cuello, pudo patrocinar la reinauguración del Colegio rodeado del heroísmo, la desenvoltura y el chic de mandamases y asentados.
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Jaculatorias
(eyaculaciones, del latín ‘jaculari’) vertidas, pervertidas o “grafitadas” en Mayo-del-68:
“La moral es la debilidad del sexo y la inmoralidad la del seso”: A.Rimbaud[***].
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“Los apóstoles escasean, todos somos Dios”: Alphonse Karr.
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“Enemigos del buen arte y el justo mosto: el buen gusto”: Marcel Duchamp[***].
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“La prueba: Cervantes no ganó el Cervantes”: anónimo posterior.
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“Corolario de la revolución: masacre de decentes y de inocentes”: Baudelaire[***].
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“Las academias y la Bolsa asfixiaron a más ‘revolucionarios’ que la cárcel”: Paul Morand[©].
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“La revolución se evapora depositando el poso de la burocracia y de la burrocracia”: Rémy de Gourmont[*].
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“El trabajo se ataja como mi uña con mi coño”: del misteriosísimo, esta vez, Rimbaud[***].
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Otro arrabalesco:
“La ignorancia de “el Pánico” no excusa su incumplimiento”.
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